(…) “Mira como el capullo tiene sujetos con fuerza sus pétalos; sin embargo, sólo es un capullo. No es aún una flor, porque tiene sujetos con fuerza sus pétalos con su egoísmo, su naturaleza avariciosa y su instinto posesivo. Por eso no puede exhibir sus propios pétalos. Es inmaduro y no puede expresar su fragancia.
Creo que conocéis a ese poeta: se llama Rabindranath Tagore. Él dice:”Cuando aprender a exhibir su fragancia ante el mundo, pierde el gusto por exhibir y demostrar algo al mundo y cuando llega a ser bello mientras se abre y florece, pierde el espejismo de tener control sobre sus pertenencias, sus pétalos y él mismo”.
Observa la Naturaleza cuidadosamente: hasta que no pierde su control, no puede desplegarse ni mostrar sus colores naturales. Hasta que no hace un sacrificio o sanyasa, de su naturaleza vistosa y fascinadora, no puede dar al mundo su fragancia, su perfume. Así pues, ¿cuáles son las obras de la Naturaleza? ¿Cuáles son los secretos sussurros de la Naturaleza en la floración de las flores?. Esto es lo que Tagore nos pregunta. Hay un gran mensaje escondido en lo que dice.
Tenemos que seguir a la Naturaleza e intentar imitar su proceso. Si queremos ser felices lo primero que tenemos que sacrificar es nuestra naturaleza avariciosa: el hecho de tener control sobre algo. Si yo tengo asido algo, lo asido no pertenece a la mano. Es sólo un instrumento, lo asido existe en mi mente. Así pues, a menos que lo suelte en mi mente, la mano no puede soltarlo. Esto es lo que tenemos que aprender al ver florecer las flores. (….)

(Del libro Servicio y Sacrificio por Dr. Sri. Ekkirala Krishnamacharya)

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